D'A

Edición 3: mayo de 2013

Continuando con la voluntad de documentar episodios relevantes de la arquitectura de nuestras islas, el Dossier de esta nueva entrega de D’A digital está dedicado a can Lis, la casa que se construyó en Portopetro Jørn Utzon ahora hace ya más de cuarenta años.

Como es sabido Jørn Utzon llegó a Mallorca con ganas de tener un sitio donde descansar y alejarse de la polémica que había rodeado la construcción de su obra más conocida, la Ópera de Sidney, polémica que le llevó a abandonar las obras.

Can Lis tenía que ser su refugio, pero a pesar de este deseo, la casa, recién acabada ya llamó la atención y pronto revistas especializadas de todo el mundo empezaron a hacerse eco de su existencia. Y, poco a poco, lo que debía ser un refugio se convirtió en un lugar de visita obligada para los interesados en la arquitectura y en un referente en la historia de la vivienda unifamiliar de la segunda mitad del siglo XX.

Sin embargo, como todos sabemos, ser un referente no basta para garantizar su conservación y más cuando se trata de viviendas unifamiliares, con frecuencia vinculadas a una trayectoria vital muy personal. Pero afortunadamente, como en los números anteriores, también en este caso el hecho de poder documentar una obra va unido a un motivo de celebración: su rehabilitación. Y ahora, cuarenta años después de su construcción volvemos a estar de enhorabuena: la casa ha sido rehabilitada por iniciativa de la Fundación Utzon, que la compró hace dos años para conservarla y posibilitar la visita o una estancia de días a los estudiosos e interesados en la obra de Jørn Utzon; además también ha sido declarada Bien de Interés Cultural por el Consell de Mallorca.

Can Lis, por tanto, acaba de comenzar una nueva etapa como sede en Mallorca de la fundación Utzon, y esta circunstancia es la que queremos celebrar con el Dossier de este número, el cual se estructura en tres apartados. En el primero, Joana Maria Roque y Andreu Manresa, periodistas, glosan la relación de Jørn Utzon con Mallorca a partir de los recuerdos de una visita que le hicieron cuando fue premiado con el Premio Pritzker de arquitectura en 2003. En el segundo, el arquitecto Carlos Puente relata la impresión que le ha producido la casa en una visita reciente, ya restaurada, comparándola con las impresiones que tuvo hace años cuando la conoció a través de los planos y fotografías con los que fue publicada. Y finalmente, el tercero incluye una reflexión sobre los criterios seguidos en la rehabilitación de la casa, realizada por la arquitecto Lise Juel, a cargo de su colaborador en esta obra, Francisco Cifuentes, ilustrada con la documentación gráfica del proyecto y fotografías del proceso constructivo y de la obra acabada.

El apartado Trayectoria en este caso está dedicado a la obra del arquitecto Javier Mantolán. Casi veinte años de ejercicio profesional en Menorca ilustrados con cinco ejemplos de obra construida que no hacen sino confirmar lo que afirma Joan J. Gomila en su comentario: el encuentro entre la idea y el lugar de una arquitectura gracias al “perfeccionamiento del diseño de todos los elementos específicamente pensados para cada lugar y en la vigilancia estricta y constante de la ejecución de las obras”.

 

Martí Lucena

© D’A digital COL·LEGI OFICIAL D’ARQUITECTES DE LES ILLES BALEARS